El Sr. Rajoy no puede estar un minuto más ejerciendo como Presidente del Gobierno de España en las actuales circunstancias, porque es un Impostor. Es legítimo, pero no está legitimado. Es una inmoralidad que continúe ejerciendo un cargo al que ha llegado bajo el paraguas de una serie de promesas, y el pueblo le ha creído, para, luego, hacer cosas muy distintas a las prometidas. Usted Sr. Rajoy se ha ido por otros derroteros distintos a los pactados con el Pueblo y así lo reconoce. Ayer mismo afirmaba que “está tomando medidas no incluidas en su programa electoral por la necesidad de de rectificar cosas que se hicieron mal” y tiene la desfachatez de decir: “no me quejo de la herencia, de lo que me quejo es del engaño”. Aquí. Aquí. En esta plaza. En esta plaza le quería yo ver a usted, Sr. Rajoy. Porque no hay mayor desvergüenza y cara dura que aceptar unos hechos cometido y continuar cometiéndolo sin sonrojo alguno, culpando siempre al anterior, para dar a entender que usted no tiene culpa alguna de las medidas que está tomando. Mire usted, Sr. Rajoy, si usted fuera honrado y tuviera un poquito, un poquito, nada más que un poquito de dignidad, y fuera verdad que usted no sabía nada del “marrón” con el que se ha encontrado, ¡claro!, según usted, lo primero que tendría que hacer es dimitir y convocar elecciones anticipadas, y luego presentarse de nuevo con un programa que recogiera las medidas que está tomando. Entonces, Sr. Rajoy, si el pueblo le otorgara de nuevo la responsabilidad de dirigirlo, entonces estaría legitimado, mientras tanto, usted es un impostor. Sea usted valiente Sr. Rajoy y dimita. No se escude en las malas artes del poder para continuar ejerciendo de Presidente Impostor. Sea usted valiente Sr. Rajoy y dimita. España no se merece mandatarios desvergonzados, deshonestos, inmorales y mentirosos. Aquel que a través de la mentira y el engaño llega a conseguir el fin que pretende, no es digno de respeto. Sr. Rajoy, no quisiera pensar, ni creer que usted en la oposición “estuviera en babia” y no se enterara de nada de lo que estaba ocurriendo en el País y que por eso machacaba hasta la saciedad al gobierno que estaba haciendo “muy mal las cosas” y que por eso se presentó, con “conocimiento de causas y de cosas” con un programa lleno de alternativas para sacar al País adelante sin necesidad de subir los impuestos, sin recortar la sanidad, sin meterle la tijera a la educación, sin abaratar el despido, porque todo esto lo único que acarrearía, sería debilitar los derechos de los ciudadanos. Y… ya ve usted, Sr. Rajoy donde nos encontramos a estas alturas. ¡Fíjese Sr. Rajoy!, por emplear una de sus admiraciones, si usted dice que: “no me quejo de la herencia, de lo que me quejo es del engaño”, el Pueblo Español ¿de qué se queja? |