Don Antonio era compañero de curso de don Ignacio Noguer: ambos un curso superior al nuestro. Se ordenaron de sacerdotes en 1956. Fue nombrado párroco de
Fuentes de Andalucía y, al poco tiempo, padre espiritual del Seminario Menor en Sanlúcar de Barrameda. Se incorporó al equipo de don Vicente Cera Silva, que era el rector, don Ignacio y Juan Luis Reina en 1958. De allí pasó a Pilas con los alumnos y equipo de
formadores de Sanlúcar. Era un hombre entusiasta y emotivo. A los cinco o seis años, decidió con otro profesor de Pilas, Andrés Cárdenas Dorante, marchar a Sudamérica
para dedicar cuatro años de su vida en tierras de misión. Se fueron a Venezuela y allí estuvieron cuatro años entregados totalmente a la tarea misionera en grandes
extensiones de población diseminada. Cuando volvieron, Andrés fue destinado a una parroquia nueva de Sevilla y Antonio la parroquia de Los Milagros del Puerto de Santa María. Aquí creo que estuvo
tres o cuatro años. Pidió traslado a Sevilla, porque su madre era mayor y estaba enferma. Lo mandaron a la parroquia de San Gil (Virgen de la Macarena) y se dedicó
enteramente a la parroquia. Cuando Rocío Jurado y Ortega Cano pidieron casarse en la finca de Yerbabuena, se negó rotundamente a celebrar el casamiento por tratarse de un privilegio que no
se concedía nada más que en contadas ocasiones. El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, concedió a otro sacerdote que celebrara la boda. Es un hombre coherente con lo que dice y eso le trajo algunas dificultades. Se ha jubilado y lleva una vida retirada.
Semblanza escrita por D. Juan Leiva