Tras la foto de todo el grupo nos desplazamos poco a poco hacia el patio de la rectoría, zona en la que se había preparado el aperitivo, apreturas y colas hasta llegar
al grifo de la cerveza "debidamente" ubicado para el rapido acceso, suministro y puerta. Los platos corrían de aquí para allá, tanto que tuve que hacer un placaje al camarero
para "atrincá" un trozo de queso y picos. Manzanilla de Sanlúcar en jarras, jamón y aceitunas al calor humano de la gente sedienta y con ganas de humedecer el gaznate
antes de pasar al almuerzo y seguir compartiendo charlas y recuerdos. Un momento de convivencia irrepetible.
Quiero dejar constancia que había tanto arropo humano que era casi imposible tomar fotos de grupo y que no solo tomaron el aperitivo los que aquí figuran.
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