El Banco Central Europeo debería financiar a los gobiernos sin necesidad de cobrarles intereses
Los medios de comunicación se han hecho eco esta semana de los datos de deuda pública que dio a conocer el pasado lunes Eurostat pero casi ninguno se refiere a lo más relevante que muestran.
Es lógico subrayar que se elevan las cifras de déficit que proporcionó el Gobierno de Rajoy y que el nivel de la deuda pública europea a finales de 2012 ha alcanzado niveles estratosféricos: 11,01 billones de euros entre los 27 gobiernos de la Unión Europea, de los que 883.777 millones corresponden a nuestro país, cuya deuda fue la que más subió si se mide en proporción al PIB.
Pero, con independencia de la gravedad de estos datos, me parece que son otros los que reflejan el verdadero cáncer de Europa, y de ellos apenas se ha dicho nada.
Me refiero a la impresionante cantidad de dinero que los gobiernos vienen dedicando a pagar intereses a los bancos privados.
En 2012, los 27 países de la UE dedicaron a ese concepto un total de 380.255 millones de euros, lo que representa un 2,9% de su PIB conjunto y España pagó 31.297 millones, un 3% del nuestro. Algo menos que Portugal, que dedicó el 4,4%, o que Grecia (5%) o Italia (5,4%).
Lo ingente que resulta esa auténtica dádiva a la banca privada se refleja mucho mejor si se suma la totalidad de los intereses pagados desde que los datos están disponibles.
Solo los 17 países miembros de la eurozona hemos gastado por ese concepto 4,77 billones de euros entre 1995 y 2012, lo que representa el 54,3% de la deuda, más o menos lo mismo que lo pagado por los 27 de la UE, el 54%. En España los intereses pagados en todos estos años suponen el 42,4% de la deuda pública acumulada, un porcentaje que es aún mayor en países como Alemania (54,2%) o Italia, en donde representan nada más y nada menos que el 72% de su deuda pública.
Es fácil deducir que ésta última sería muchísimo menor y que no supondría un problema grave (ni siquiera en la crisis) si no hubiera que haber pagado tantos intereses a los bancos privados, tantos que han ido obligando a pedir cada vez más préstamos para poder pagarlos. Dicho de otra manera, eso significa que la verdadera causa de la elevada deuda pública europea no es, como nos quieren hacer creer, el coste de la educación, la sanidad, la dependencia o las pensiones públicas sino que pagamos cantidades desorbitadas por intereses a los bancos privados.
Si de verdad se quisiera reducirla lo que habría que hacer sería evitar esa sangría cambiando los tratados para que el Banco Central Europeo financie a los gobiernos sin necesidad de cobrarles intereses o, al menos, con la misma generosidad con que lo hace a los bancos privados.
Por el contrario, dejando que actúe solo para facilitar que estos últimos aumenten sin cesar su negocio multiplicando la deuda y los intereses que cobran por ella se ha llegado a una situación que puede parecer surrealista. Si se suma la deuda pública y la privada de la eurozona (23,78 billones de euros en 2011) y se compara con el total del dinero circulante (9,53 billones), resulta que los deudores públicos y privados no podrían saldarla, como dice la troika que sería deseable, ni incluso si quisieran, porque no hay medios de pago suficientes para ello.
En suma, se están recortando derechos y bienestar solo para pagar intereses, lo que podría evitarse simplemente frenando el poder político de los bancos privados, que es lo que en realidad obliga a pagarlos por un dinero que no cuesta nada crear. Y ni siquiera reduciendo a la nada al sector público y los derechos sociales será posible pagar la deuda total porque es mucho mayor que los medios de pago disponibles y porque sabemos que toda economía muere sin remedio si lo intenta.
Como en la copla, la deuda “rueda lo mismito que la maldición” y cuando se descubre de dónde viene salta la paradoja: los que viven por encima de sus posibilidades son los bancos porque, para ganar más, prestan el dinero que no tienen para que se le paguen intereses por los préstamos que dan para pagar intereses...
@juantorreslopez
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