Los sueños son elementos importantes en nuestras vidas. Los recuerdos imágenes pasadas que viven con nosotros. Niños inquietos con valores por descubrir. En nuestro curso había verdaderos genios. Un ejemplo de ello eran los ‘niños pintores’, Morilla, Juan Fuentes Reyes, Cuevas Tenor, Juanito Rey... de quién muestro una de sus obras, esta piedra pintada con una figura que, según el autor, representa el sueño de Jacob.
Jacob tuvo un sueño: “Vio una escalinata que estaba apoyada sobre la tierra, y cuyo extremo superior tocaba el cielo. Por ella subían y bajaban ángeles de Dios. Y el Señor, de pie junto a él, le decía: “Yo soy el Señor, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra donde estás acostado. Tu descendencia será numerosa como el polvo de la tierra; te extenderás hacia el este y el oeste, el norte y el sur; y por ti y tu descendencia, se bendecirán todas las familias de la tierra. Yo estoy contigo: te protegeré dondequiera que vayas, y te haré volver a esta tierra. No te abandonaré hasta haber cumplido todo lo que te prometo”. Los sueños son elementos importantes en nuestras vidas. Soñar es apropiarnos del mundo. Aquel grupo de personas soñó y nos dieron lo mejor de sus vidas, dedicaron todos sus esfuerzos y emplearon todas sus ilusiones en elaborar un proyecto, en diseñar una estrategia que anticipara el futuro. Nos ofrecieron otra interpretación del hombre, de su historia, de su mundo, de su origen y destino. Nos dijeron que el ideal era crecer y ser personas y nos enseñaron no a competir, a producir, a ganar o tener poder, sino a ayudar, servir y compartir. Y otra cosa aún mejor, incluyeron a Dios en nuestro sueños y Jesús soñó con nosotros y, desde entonces, sus sueños son nuestros sueños. Nos ayudaron a plantearnos desde dónde queríamos vivir y a quien le daríamos la confianza para decidir sobre nuestras vidas. Parece que en el momento actual los sueños están interrumpidos, las utopías que son necesarias para superar este orden injusto están suspendidas o secuestradas. Una de las figuras que nos descubrió Juan Manuel fue la de Martin Luther King y viene como aceite a las espinacas el discurso que pronunció en agosto de 1963 al final de la marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad.
Considero que este ha sido el sueño de Juan Manuel durante todos estos años y lo ha mantenido activo. Por eso sigue siendo un referente, si cabe con más gancho; un elemento aglutinante que hace, y va para un año, que después de casi 50 nos reunamos en torno a su persona. Quiero terminar con sus palabras en el número tres de la revista ‘Adelante’ de aquel junio de 1967 “Y una última palabra; que no nos cansemos, que luchemos hasta el final; que, cuando de nuevo nos encontremos, en el azul de una mirada tranquila y serena, y en la fresca sonrisa de nuestros labios podamos leer el lema cumplido: ¡ADELANTE! ¡Quien pillara ahora unas vacaciones de aquellas !. No quiero acabar sin comentaros que deberíamos aprovechar el esfuerzo que se ha dedicado a esta página web para que el encuentro del año pasado tuviera una continuidad, y nos sirviera a la vez de vinculo entre nosotros, sería muy interesante que todos contribuyamos de alguna manera a ir alimentando este rincón lleno de recuerdos a la vez que recoge momentos actuales. No es un concurso de literatura es simplemente contar, recordar momentos de felicidad y dibujar una sonrisa, eso tiene un valor inmensurable, y tampoco D. Antonio Ríos tendría la opción de marcar una tilde en rojo para señalar los errores gramaticales cometidos. |