Actualidad - José Campanario - "Todo es según el color"
Evidentemente cada ser humano tiene una forma de pensar, de sentir y de expresarse. Y ello conlleva, en muchas ocasiones, una distinta visión del mismo tema. Así, y recurriendo al tópico, unos vemos el vaso medio vacío, en tanto que otros lo ven medio lleno. Cada cual tiene una panorámica propia y además todos tenemos parte de razón en el debate. Que nadie piense ser poseedor de toda la verdad, porque entonces es cuando está realmente equivocado. Y viene a cuento lo antes dicho por uno de los últimos artículos publicados en nuestra web. Perdonadme que no diga su autor, al que respeto profundamente y del que tengo un alto concepto. Yo recuerdo cómo en nuestras puestas en común, práctica bastante habitual en nuestros años de educandos, cada cual podía exponer libremente su opinión. A veces surgían los mayores disparates, otras el aserto era tan lógico y claro, que no admitía réplica. Recordando las situaciones, podemos llegar a la conclusión que aquellas puestas en común asamblearias, no eran más que una preparación para la vida futura que nuestros superiores, entre otros nuestro Núñez, con gran visión, se planteaban ante los problemas a los que deberíamos enfrentarnos en nuestro futuro y del entrenamiento que para ello era preciso. Hay opiniones encontradas en muchas ocasiones, y sobre todo cuando estamos ante el gran dilema que se presentó por los fariseos a Jesucristo. La respuesta dada a estos sujetos sectarios es la que todavía tiene interpretaciones distintas: ...al César lo que es del César... Porque está muy claro, al menos para las distintas jerarquías religiosas lo que hay que dar a Dios (o como quiera que lo llamen), y si no lo tienen los fieles claro, ya se encargan ellos de interpretarlo. Si en algo se han distinguido las distintas opciones religiosas, casi en un cien por cien de los casos, es porque su jerarquía suele mantener posiciones no sólo conservadoras (en el sentido literal del término) sino también por autoproclamarse guardianes custodios de la verdad, mejor lo ponemos, como ellos, con mayúsculas: LA VERDAD. Y, perdonad que insista, en muchas ocasiones, puede ser que intencionadamente, se nos olvide que en nuestro mundo, en el mundo terrenal que diría un religioso, también hay que dar al césar lo que es del césar. No podemos escaquearnos continuamente ante situaciones injustas, degradantes e infrahumanas. Hay muchos ejemplos de personas con profundas convicciones religiosas que han sido anatemizados por mantener posturas enfrentadas a las oficiales. Y es que cuando se vive una realidad injusta, LA VERDAD, hace chirriar los goznes de la maquinaria oficialista. Es cuando se producen las situaciones políticamente incorrectas.
Gracias a estas situaciones no compartidas por los estamentos oficialistas, se han conseguido suprimir situaciones tan injustas, al menos en el primer mundo porque en las sociedades menos desarrolladas todavía colean los problemas, como la esclavitud, la explotación laboral, las desigualdades sexistas, la explotación infantil y un etcétera bastante largo. El problema radica sobre todo en dar el enfoque adecuado a la interpretación o mejor dicho, al concepto de la justicia. Evidentemente toda situación que no respete a la persona es injusta. Sin olvidar que cada ser humano es a la vez depositario de derechos y de obligaciones, tanto en su ámbito individual como en la dimensión social. Y ante una situación injusta, tenemos la OBLIGACIÓN MORAL, de revelarnos. |