Actualidad - José Campanario - "La gaviota"
Ave palmípeda, de unos 75 cm de largo desde el pico hasta el fin de la cola y 1 m de envergadura. Tiene plumaje muy tupido, blanco en general, dorso ceniciento; negras, pero de extremo blanco, las tres penas mayores de las alas, pico anaranjado y pies rojizos. Vive en las costas, vuela mucho, es muy voraz y se alimenta principalmente de los peces que coge en el mar. Hay otras especies muy parecidas, pero más pequeñas.(R.A.E.)
Debe ser que la gaviota se ha vuelto daltónica. Siempre había volado alto y se había lanzado al mar azul oscuro en picado recogiendo su cuerpo sobre sí misma. Ahora pretende volar sobre un cielo azul celeste limpio de nubes y con un gran resplandor solar. Siempre había vivido en el mar, en los espacios abiertos llenos de libertad, ahora se nos ha vuelto urbanita, asidua e inoportuna compañera de los desechos. La gaviota está fuera de contexto. Y puede ser que ella lo sepa, lo que pasa es que disimula para que no se den cuenta las personas que es más fácil saciarse en las ciudades que sumergirse en las oscuras aguas buscando un pececillo que atrapar; los peces se escabullen con mucha facilidad y además hay que volar mucho para conseguir algo. Es más sencillo acercarse a las concentraciones humanas, rebuscar en los vertederos y comer de lo que haya, aunque sea a costa de ensuciarse las patas, el pico, las plumas y el estómago.
Poco a poco se ha ido inmunizando y ya no siente náuseas ante el olor repugnante de los desechos en descomposición, ni le dan ardores los plásticos; tampoco le importa el mal aliento. Incluso ha cambiado el color de su plumaje, ahora se le ha vuelto oscuro, casi negro. Y es que andar entre tanta mugre debe haber oscurecido sus plumas. Pronto dejará de volar para buscar basura en acelerados movimientos entre los edificios de bancos y grandes compañías petroleras.
Se ha convertido en todo un símbolo. Su adaptación actual no ha causado asombro a muchos humanos. Sobre todo por su falta de escrúpulos y la dureza que ha desarrollado de estómago. Se nos ha vuelto carroñera, necrófila y parásita. ¿Se entiende? |