Leo sin asombro, porque la sorpresa hace tiempo que dejó de ser una causa de sobresalto, que en EE.UU. se corre el riesgo de cerrar las bibliotecas públicas. Pero es que una noticia similar también se produce en nuestro país. Hoy un periódico de los denominados progresistas, dedica una columna al tema de la reducción al 50% de la adquisición de libros para las bibliotecas públicas.

Que en EE.UU. se produzca un aumento del presupuesto para defensa no es noticia que haga saltar las alarmas de las mentes civilizadas (se supone que habrá algunas) de aquellas tierras. Igualmente tampoco es alarmante para un usaco (ciudadano de USA) que el presupuesto para gastos de bibliotecas se reduzca hasta el punto de que tengan que cerrar. Mientras su constitución siga consagrando el sagrado derecho individual del uso y abuso de armas, el problema del cierre de bibliotecas es menor; mientras siga siendo respetado el derecho constitucional a ser asesinado legalmente por la aplicación de la pena de muerte, el problema de la reducción de oferta cultural es menor para un habitante de USA. O quizás es que precisamente por eso se reduce la oferta cultural: total para lo que sirve.

Lo que pasa es que en nuestro país si es preocupante, o debe serlo. Que se reduzca el presupuesto de cultura, y más hasta el punto de que se podrán adquirir tan sólo la mitad de libros para los fondos bibliotecarios, nos debe preocupar por lo que significa de retroceso cultural, de no ampliación de los conocimientos, siempre escasos, que nuestro sistema educativo da a los educandos. A nosotros, padres que tratamos de ser coherentes con nuestros principios, nos preocupa y nos sobrecoge que la cultura sea la paganini de la “crisis”. No entendemos cómo no se lleva por delante la dichosa “crisis”, el vacile del señor presidente del gran banco, que en plena “crisis” ha dado 40.000 millones de beneficios a sus accionistas, que se pasee por los circuitos de formula 1 alojándose en hoteles de 6 ó 7 estrellas y utilizando helicóptero particular para sus desplazamientos. Y mientras en España siguen creciendo el número de desalojados por impago de las hipotecas, sigue creciendo el número de indigentes que duermen en las calles, sigue creciendo el número de mil euristas a los que reducen el sueldo, … Pero eso sí, se crea una nueva modalidad de contrato de trabajo: la del autónomo dependiente. Sí, es una persona a la que la empresa contrata para que trabaje en exclusiva para ella y que tiene que pagarse la seguridad social y los impuestos de hacienda por su cuenta, por cuenta del trabajador, o sea un negocio redondo. Y todavía quedan reformas que hacer en el sistema laboral: vamos a terminar pagando por trabajar.

No pasa nada, las mentes pensantes siguen a lo suyo: con la “crisis”, se reduce el presupuesto para cultura, para educación, para sanidad, … Y todavía hay por ahí alguno que pretende dirigir este país, que dice no entender las críticas a su política progresista. Todavía tiene el cinismo de decir que los bancos han aportado 3.000 millones de intereses a las arcas del Estado por el “préstamo” de 150.000 millones que se les concedió para que tuvieran liquidez, es decir dinero para hacer préstamos con los que ganar más dinero. Una simple operación nos dá que han pagado el “préstamo” a un 2% de interés. Ya quisieran los pequeños empresarios que les prestaran dinero a ese interés, seguro que crearían muchos más puestos de trabajo que los bancos.

Y volviendo a las bibliotecas… bueno mejor lo dejamos.