PASANDO LOS 72 

Pasando ya estos años, poco hay que hablar de futuro, al menos a largo plazo, más bien en fijarse proyectos de fácil cumplimiento para los días siguientes, a lo mejor semanas y como mucho hasta el año que viene.

Aunque queramos llegar a los cien años, cada día es como un premio de consolación, un reintegro para seguir jugando. Casi no queremos acostarnos, dormimos con un oído puesto, y escuchamos nuestros propios suspiros mientras esperamos un nuevo amanecer, antes que pase el camión de la basura.

Toda una vida aprendiendo, y cuando llegamos, preocupados por no olvidar todo lo aprendido, especialmente no saber quién eres, de donde vienes y hacia donde vas el tiempo que te queda por caminar en tu propio recorrido.

Por eso lo de las batallitas de los abuelos, que no viejos, no son más que un ejercicio práctico de memoria para mantener vivas todas esas imágenes de un pasado, que aunque largo, sigue pareciendo que fuese ayer.

Podremos pecar de coñazos, de reiterativos, pero que nos quiten lo que hemos bailáo, y la de “tazas de caldo que nos hemos tomáo”. El pasado es la mochila que cargamos que no podemos cambiar, no pretendamos ahora cambiar a los demás con mensajes y consignas prefabricadas de tintes políticos. Simplemente pensemos y vivamos.

Hoy lo puedo decir, “HE LLEGADO A LOS 72”,…….. pero no cuelgo las botas, y recorreré otro cacho de camino.