He querido empezar en este día de San "Manué" mis artículos y notas de este año con éste dedicado a Juan Manuel Núñez Contreras.
Si dicen que es de bien nacido ser agradecido, yo quiero agradecer para ser bien nacido. Y lo tengo que hacer a este hombre que entre los sesenta y cinco y setenta formó parte tan importante en ese periodo de mi vida, de nuestras vidas. Juan Manuel era un hombre joven lleno de vitalidad que se incorporó al Seminario Menor de Pilas lleno de ilusiones y de empezar a ganarse ese trocito de cielo dedicándose a los demás. Desde entonces hasta ahora han pasado muchos años, y eso se ve en la mella que el tiempo ha hecho en todos nosotros, pero yo creo que solo en esos años aguantando a todos esos chavales de distintas inquietudes y culillos de mal asiento, ya lo tiene asegurado, y no entréis en la discusión de si hay o no hay cielo. Lo cierto es que nos dedicó sus desvelos, que nos cuidó y que hizo de amigo, padre, formador, tutor e independientemente de las confesiones, en confidente para muchos de nosotros en esos comentarios de idas y vuelta en el mismo tono y nivel, de tú a tú y que ha servido para tanto a muchos. Han pasado un porrón de años, nuestras vidas han irrigado por distintos caminos y cauces, cada uno de nosotros hemos tenido nuestras propias experiencias tanto a nivel familiar como profesional, y como no personales. Como he dicho alguna vez, seremos distintos, no pensaremos de igual modo, pero a todos nos une las experiencias que sí hemos compartido en esos años en los que permanecimos en el seminario, y que pese o no pese, se quiera renegar o no, olvidar incluso, es imposible porque no desaparecen totalmente de nuestras memorias, y como un cordón umbilical imaginario, estamos todos unidos con aquellos años que hoy nos han convertido en hombres de bien. Cada encuentro anual que hacemos, ahí está Juan Manuel en ese sitio preferencial que todos les asignamos como es el centro de nuestro cariño y admiración. Tiene su propia familia, pero nosotros somos esa otra familia postiza que se le ha pegado y que no se va ni con agua caliente y que él se preocupó de formar desde que vivía en la calle Gladiolo,10 de Sevilla. Ahí lo tenemos en el encuentro de este año en el Puerto de Santa María. Siendo oídos y parte, observando, quién sabe pensando qué, y esperando como todos en Romerijo que lleguen esos platos y oyendo a los más dicharacheros del curso. |
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Quiero recordarlo el primer día del 2014, junto a mis seres queridos, y darle las gracias y hacerle llegar mi reconcimiento por todo cuanto hizo, por cuanto hizo
por cada uno de todos nosotros, porque hay que ser bien nacido, siendo agradecidos.
Juan Manuel Núñez Contreras, "ECCE HOMO" |