Corren malas horas, esas que hacen que el sonido del timbre de la puerta o de un teléfono, que solo recibe llamadas, te hagan vibrar el corazón al unísono hasta
que ves una imagen u oyes una voz amiga que disipa cualquier temor, produciéndote una sensación tranquilizadora.
Esta tarde de Mayo he recibido una de esas llamadas que se agradecen, y aunque la silueta dejara ver a los lejos una carpeta de cuero bajo el brazo, tenía
la tranquilidad que no venía a cobrar, que ni siquiera traía recibos de la Diputación de Cádiz ni del seguro de la casa para ver cuando y como, por lo menos a mí no.
Era una carpeta que entre otras cosas iba llena de buenas intenciones y de un nuevo proyecto que se titulará en breve "El periodismo en El Puerto de Santa María".
Esbozos de Evocaciones Alcalaínas y garabatos de todas esas cosas que se anotan sobre la marcha para no olvidar o considerar un poco más adelante, una carpeta
que porqué no, parecía que puesta sobre la mesa, sobre el brazo del sofá, estaba presente como atrio en el ceremonial de la visita.
Que una vez acomodados y delante una humilde taza de café y galletas, como mayor ofrenda, quedó relegada a un segundo plano mientras intercambiábamos información y nos
poníamos al día de todos esos acontecimientos que de una manera u otra "purulaba" por nuestros alrededores en estos tiempos atrayendo nuestra atención y centrando nuestras
preocupaciones.
Charla amena que alegró el tiempo y ocupó parte de un espacio mucho tiempo vacío. Con un ¡ vamos niña ! se dio por finalizada la visita y se "enfiló" para la tierra
de los vinos, de los esteros y de esas playas en las que las mareas de pleamar rompen sus olas en las orillitas con sones de habaneras alumbradas en la noche por las
estrellas, que como una corona universal brillan con más fuerza en la desembocadura del Guadalete a la Virgen del Carmen.
Foto robada, bajo el cielo azul de Los Barrios.
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Adiós, hasta otra, aquí estamos.......y con promesas de bizcocho quedamos en El Puerto a poder ser.
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