La palabra xenofobia viene del griego, xeno-extranjero, fobia-temor, y encierra en rasgos generales hostilidad, ya que el cartelito esbozado no es sino una manifestación de miedo, rechazo, odio al extranjero. Se utiliza mucho para silenciar una expresión, una opinión en un mundo de libertad de opiniones que sea distinta a la forma de pensar de los que con tanta facilidad la utilizan. Sin embargo no son xenófobos tantos que han sido tildados de ello. Y no lo son, yo no lo soy, porque no sienten miedo, ni rechazo, ni odio hacia estos los mal llamados sudacas, moracos o negrotes. No señor, en absoluto, pero si tengo el convencimiento de que en esta situación actual que vivimos son unos privilegiados, y lo son porque los organismos oficiales, las organizaciones no gubernamentales se han volcado hasta el punto de ignorar que en esta situación que estamos padeciendo las necesidades no tienen color ni origen, y están centrando su apoyo en ese colectivo denominado de los marginados y necesitados. Las ayudas, subvenciones y privilegios que ni han recibido ni tampoco reclamado en sus países, le son dadas en señal de aceptación y ayuda, beneficios que los del lugar se han tenido que ganar en el transcurso de los acontecimientos históricos, peleando por un sueldo digno, por unos derechos, por cierto con más de un palo. Unos derechos que se están menguando por muchas cosas, pero sin olvidar que una de ellas es por esa invasión descontrolada de campo que hemos sufrido. Conceptos y exposiciones hay para largar, serían un libro de dimes y diretes sobre este tema, hablar de trabajo, seguridad social, vivienda, ayudas, pero hoy estamos hablando de la xenofobia, aunque muchas de estas cosas sean las que con ciertos matices estén originando, con ciertos matices vuelvo a repetir, una xenofobia. Estoy de acuerdo que hay que ayudar al necesitado, pero es que hoy en día el necesitado está a la vuelta de la esquina, y no es de Perú ni de Ecuador ni de
cualquier otro país americano ni africano, no, es de aquí que después de haber estado cotizando cuarenta años no tiene derecho a nada, ni siquiera a ese trabajo
al que opta por decisión política uno de ellos, tal vez porque queda más bonito y como más moral, que de esa gente con nombres y apellidos conocidos de toda la vida que
las circunstancias le están jugando una malísima pasada y han cotizado toda su vida. Familias enteras en el desempleo sin ayuda de ningún tipo teniéndose que vandearse las habichuelas como
sea y despotricando contra esos políticos que anuncian recortes y animan a abrocharse el cinturón para salir de la crisis, mientras ellos siguen con sus grandes
sueldos para toda una vida, como Nescafé, con sus dietas, sus coches, sus grandes beneficios y luego beatificando sus almas ayudando a esos necesitados, pobrecitos,
que nos llegan de otros países sub-desarrollados, y el colmo de todo es verlos como encima se sientan y comparten con esos dictadores de mierda que atentan contra
sus pueblos. Yo no soy XENOFOBO de estos colectivos porque no les tengo miedo, rechazo ni odio, solo como se dice en griego
palabras griegas, insensibilidad e igualdad, y se lo tengo porque ya somos todos iguales, las mismas
necesidades, los
mismo problemas, las mismas inseguridades, hay de todo en esta viña del Señor, y El no dijo que se diera a estos sí y a estos otros no. Yo soy XENOFOBO de todas estos organismos y organizaciones no gubernamentales que tienen como deporte nacional echar flores a sus actuaciones, a esos
que crean
sectarismos de necesidad volcando su apoyo a unos como preferencial e ignorando a otros porque está menos vistoso de cara a la galería. Son estos y sus actuaciones,
porque todos somos iguales y estamos en las mismas circunstancias, los que hacen que si no haya más xenófobo, al menos haya gente más insensible con estos
grupos, a la postre privilegiados. Y tú, ¿qué eres? empezaron quitando crucifijos de las escuelas... , |