Ser o no ser no es una cuestión tan simple como planteaba el Hamlet de William Shakespeare,
ni tan importante es estar o no estar, al menos en el asunto que refiere este escrito.
La verdad es que se puede ser sin serlo, se puede ejercer una gran labor humanitaria, educativa, cristiana. No es cierto que el hábito haga al monje, tal vez lo identifica a bote pronto, pero no necesiaramente para ser monje o sacerdote hace falta una sotana, un clériman o incluso un simple alzacuellos aunque sea debajo de una camisa de a cuadros. Se puede ser una buena persona y llegar al corazón de los demás, como ya hemos vivivido, con unos simples vaqueros, pero siendo un poco más humano y poniendo los conocimientos, las experiencias en favor de aquellos que lo necesiten. Con algo tan sencillo como COMPROMISO. Como hemos comentado en alguna ocasión todos los que hemos correteado por entre estas columnas, hemos mamado de la misma sabiduría y hemos sido partícipe de grandes ejemplos de desvelos y dedicación hacia nosotros para enseñarnos y para darnos unos valores. Tutores que han marcado de alguna manera nuestra forma de ser, de pensar y hasta de valorar un suspiro de vida. Ejemplos muchos de ellos. La vida ha seguido su curso, ya han pasado muchos días de lucha y noches de sueños, ninguno de nosostros tenemos las piernas para muchas correrías, tal vez pasar despacio y acariciar suave esas columnas que tiempos atrás soportaban la mano de un niño que se asían con fuerza a ellas para dar un requiebro al que le perseguía. Columnas que se mantienen impertérritas sin que la intimiden siquiera el tiempo. Columnas que eran de un seminario y que estando aún perfectas, soportando las galerias cubiertas que enlazan como arterias cada uno de los pabellones, y que ya no lo es. Ser o no ser, esa no es la cuestión, los valores y los principios están ahí por tanto sin ser cura se es si se quiere, y no hace falta estar en un seminario para compartir una hermandad, de hecho el "seminario" está y no está como tal. Es una sensación extraña a la vez que agradable pasear de nuevo por esos pasillos cubiertos, deambular por el patio de la rectoría, compartir un plato en el comedor, pisar el campo de baloncesto o de tenis, simplemente mirar la piscina y sentir como te invaden recuerdos. Entrar en una capilla casi destartalada, sin vidrieras y con sillas de plástico no importa para que en el silencio te sobrecojas y por unos segundos te creas un poco mejor. Para bueno o para malo se es o no se es, se está o no se está. Andurrearemos ahora por caminos distintos con puntos de encuentros, podremos saludarnos simplemente o mirar para abajo queriendo olvidar, pero lo vivido, vivido está, ¿que hay que avanzar en la vida?, por supuesto, pero lo que tengo claro es que cada uno debe de continuar su camino en esta vida con la mochila que le ha tocado llevar y de la que podrá tirar lo que no quiera, lo que no le valga, y aunque no estemos estamos unido con la misma "pañoleta", por el mismo signo, por los mismos recuerdos. |