El quijote es un revolucionario, una persona que lucha por unos ideales sin importar mucho que
estén un poco trasnochados para los demás.
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Alfonso Quijano añoraba las viejas gestas de caballerías, donde había una serie de normas de la caballería, como por ejemplo proteger
a los indefensos, salvaguardar la honra de las damas (rescatarlas de peligros y de ofensas), decir siempre la verdad aunque ello le llevase a la muerte, mostrar
ingenio y valor; asimismo pensaban que era preciso liberarse, liberarse de beneficios materiales y acumular bienes en el más allá (los hechos en vida hacían eco en
el más allá). Ante la presencia de nuevas armas de fuego, la caballería como tal desapareció, dando paso a nuevas formas de asedio y defensa, Alfonso Quijano añoraba
el reconocimiento y los valores positivos de la caballería, entonces se puso a leer muchos libros y eso le perturbó bastante, vivía en una realidad alternativa donde
él era caballero y por eso salió a correr aventuras como sus héroes de los libros.
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En resumen, ser un quijote quiere decir estar algo loco, querer cambiar el mundo viviendo una
realidad alternativa, pero también tener unos valores que están por desgracia de capa caída.
Un quijote es hoy en día ese que se queda solo para mantener un ideal, aunar unos recuerdos que a la postre a nadie interesa, clamar al aire unas consignas caducas, plasmar
con letras vivencias pasadas que formaron parte de nuestras vidas y de las que todos fuimos partícipes como actores principales y de reparto.
Es luchar contra silencios grandes como molinos gigantes que aún sin aspas aleja de sí ilusiones, es combatir sin luchas ni campos de batallas contra cientos de pellejos
de vino o de inmensos rebaños de ovejas a modo de desidia o desencanto.
Ser quijote es ser caballero sin armadura ni cabalgadura cambiada por un medio más moderno e ir por los caminos olvidados buscando
sueños que ya no son alcanzables y que te dejan solo porque no es el objetivo ni interesa a nadie, aunque sea un simple encuentro para compartir una charla, hablar
del presente y mejorar en la medida de lo posible el futuro, sentados a la mesa con jamón queso y vino, acompañados de las "dulcineas" de cada uno, de la que les
acompaña en sus historias y batallas particulares.
Para ser un quijote es necesario estar un poco loco, un poco pasado, a pesar de todo ello
bendita locura ser quijote.
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© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"