"Platero y yo", ¿quién es platero? ¿quién soy yo?, no lo se, solo se que este Platero no tiene nada que ver con el premio Nobel de 1956 de Juan Ramón Jiménez y que
aunque aparezca en la foto la torre de la iglesa de la Granada de Moguer, que aparece por espacio y relación, tampoco tiene nada que ver ni con este platero
ni con este yo.
Platero es un mueble rústico de madera para poner platos, y tazas, y vasos, y poner todo aquello de la cocina que a uno le de la gana,
no piensa ni siente, pasa el tiempo por él y el agua que escurre lo resiente, a veces es obsoleto y desaparece para emerger como legado cuando las modas imponen
tiempos pasados. Este platero no es pequeño, ni peludo, ni suave, tampoco es blando por fuera, por tanto no se puede decir que sea todo de algodón, sí es duro a
modo de huesos, tampoco resplandece como el azabache y por ojos tiene dos tiradores duros que nada se parecen a dos escarabajos de cristal negro.
Platero, el platero de marras es de madera blanca de pino que muestra pequeñas betas a modo de venas que recorren a lo largo su cuerpo, suave después de un fino
lijado que lo hace agradable al tacto y que en tiempos pasados era elemento indispensable en una cocina que se modernizaba, está inmovíl en la pared, no se le deja
suelto, ni se va al prado a cariciar tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas
. No tiene un trotecillo que parezca que se ríe, aunque
cuando abre sus puertas parezca que lo haga a carcajadas. No, está inmovil. Lo mejor que tiene es que como el otro Platero este no come cuanto
se le da. Te ahorras las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel
El hombre, tantos y tantos yo, camina erguido como si fuera el rey del universo por aquello de que Dios lo creó a su imagen y semejanza, mangoneando aquí y allí para
elevarse a las alturas, mirar hacia abajo a los demás con desprecio, mostrar poderío, riquezas, dominar el mundo, aplastar al débil, menospreciar al pobre, rechazar
la humildad, abusar de la naturaleza y esclavizar el deseo de más y más.......
Con tanta lucha de poder se olvidan de que se puede vivir con menos, que se puede hacer un mundo más equitativo, que hay que tender una mano para tener a otros yo al
lado y no abajo pisoteados y olvidados. Yo, yo, siempre yo, esa es cada vez la cantinela, luchar y subir, perder y bajar, volver a empezar, tropezar una y otra vez, el hombre
es el único animal que tropieza, no una, sino mil veces con la misma piedra.
Cuando el hombre pierde el norte, el raciocinio, ignora los valores, es el animal mas torpe y tonto de la naturaleza, el más estúpido, hasta convertirse en el más borrico
de los burros.
Dicen que la avaricia rompe el saco, más yo digo, no es más burro el que nace burro, sino el que sin serlo se transforma, pobre burro,
¿ quién es más burro ?