Así es que para no verse uno en un compromiso, hoy, es día de campo. Y cogiendo un día más los bártulos enfilamos cuesta
arriba hasta el áera de recreo "Montera del Torero", un lugar para oxigenar los pulmones en pleno centro del parque natural de los alcornocales, comer y beber en plena
naturaleza oyendo a los pájaros, observando el vuelo majestuoso de planeo de los buitres, los curiosos caprichos de los troncos y ramas de los alcornoques, pasear entre
lentiscos y madroños, cruzar por senderos, vías pecuarias y el Corredor Verde Dos Bahías que une las poblaciones de Medina Sidonia, Benalup y Los Barrios, sirviendo
de eje para, desde su trazado, entroncar con otras rutas o visitar diferentes zonas y poblaciones. Esta es una ruta de gran diversidad paisajística y ecológica. En este
último tramo que une las últimas zonas dentro del Parque nacional de Los Alcornocales, es en donde se encuentra la Zona Recreativa Montera del Torero,
zona de terrenos arenosos bajo alcornocal y otros mas arcillosos de bujeos, repleto de mesas y barbacoas a donde el personal se desplaza para disfrutar de tan
magnífico enclave.
Cerca de esa zona se encuentra el monumento natural la Montera del Torero y cruzando el
arroyo y siguiendo por el trazado del carril que sirve de cortafuegos, avanzamos hasta darnos de pleno, seguimos la carretera y empezamos a ver las marcas que nos
señalan a un kilómetro el monumento y a un kilómetro y medio el sendero de Valdeinfierno, al borde de la carreta las rocas en forma de lasca
nos señalan ya la cercanía del lugar de destino. Por fin llegamos al comienzo del carril bici y al acceso rocoso vestíbulo de la montera.
Circundamos el monumento y vemos como va cambiando su fisionomía, las piedras parecen han sido puestas una a una debidamente
engarzada hasta formar una montera hueca, una montura que queda marcada, como si estuviera pintada sobre un lienzo azul de nubes blancas.
¡ Montera del torero ! monumento natural y emblema significativo de estas tierras barreñas.
Tomamos un respiro y seguimos disfrutando del paisaje, del aire fresco, ese aire que año tras año, siglo tras siglo ha
ido perforando y jugando con la montaña hasta convertirla en enseña de esta zona tan taurina, y seguimos dándole la vuelta y mirando otras perspectivas.
Bordeamos pequeños senderos y caminos hechos entre las rocas para poder encaramarnos en lo más alto, meternos en las
entrañas de la montera y sentirnos toreros de las alturas y de los descubrimientos, como si de boys scouts se tratase.
Pinchar para ver el interior de la montera
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Con el objetivo cumplido, habiendo disfrutado del momento, como si hubiésemos conquistado un castillo imaginario, anduvimos de vuelta lo andado gratamente satisfechos,
tomándonos nuestro tiempo, grabándonos aún en las retinas bellos recovecos, oyendo el leve correr de los arroyuelos.
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Se amplia
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Y tomando fotos y muestras de frutos silvestres, recogiendo hierba pastora y poleo, observando los cortes de las corchas, recibiendo en la cara soplos de aire fresco.
© "Los niños de Juan Manuel" - Junio 2009"