MANUEL CRUZ VELEZ( 2010 ) |
UN DOMINGO DE PLAYA
Que alegría da cuando vas a la playa tempranito, el coche lo puedes aparcar donde quieras, cerquita de la arena, para no andar mucho "cargaito". Miras a la orilla si sube o baja la marea para saber en donde vas a colocar la sombrilla, para la izquierda, para derecha, ojo que el bidón de la basura está aquí cerca, cuál, aquél amarillo, no lo ves........
Colocas tu sombrilla, abres las sillas, sacas las toallas, buscas las cremas y te embadurnas. Leche facial, fotoprotector, hidratante, crema solar protección 52, y la gorrita, la gorrita que no falte para los que ya tenemos "claridades".
La "maria" se castiga el "pompis" con los rayos solares mientras la chiquillería corretea por la orilla. Y la sombrilla, la sombrilla, "toapami", "to er dia" allí encogio, asi que cuando llegas a la oficina el día siguiente todo el mundo te pregunta qué como tomas el sol que solo tienes los pies y las manos "colorá", ¡ que como lo tomo ¡, lo tomo leyendo abierto, el "Diario de Cái".
¡Ay¡ que fresquito me llega con la brisa del mar, te entra modorra porque solo se oye las gaviotas y el romper de las olas, el diario se arruga del "cabezazo" que das, de pronto te das un respingo, hay que ver el "tio" de las "papafrita" el grito que dá "tres paquetes dos ebros". Luego viene el de los helados, el de los camarones y los cangrejos, el del refresco y el de los cacahuetes.
Abres la neverita que la tienes "apretá" y sacas la cerveza, la coca-cola, el tinto y la "limoná", "paque" se vaya el tio y no te ofrezca "ná". ¡ Ay mi mare que jartura de playa y acabo de llegar ¡, con lo a gusto que estoy en mi sofá, que ya le tengo hecha la forma "paguantá los anuncios que la tele quiera dar".
La playa se empieza a llenar, las sombrillas como setas ya no dejan ver ná, al fondo y entre la espesura de las sombrillas se divisa el verde de la duna, y como si fuera una "maná" se acerca un grupo de gente "cargá", tres sombrillas, tres mesas, cuatro hamacas, doce sillitas, cinco neveras, una olla, dos melones y una sandía.
¡ Ponerse allí¡ , ¡ no aquí ¡, los que estamos allí nos estiramos, nos engordamos, abrimos la toallas para delimitar el territorio, pero que va, se van a poner allí y al final los que nos engordamos, nos encogemos para que no nos claven por los pies y las manos y nos dejen en la arena secándonos al sol. Y abren las sombrillas, y no ni una ni dos, tres, tres de helados "Miko" que son tan grandes que aquello parece la heladería del parque Calderón. Y abren las cuatro hamacas y los doce taburetes, todos en fila, todos puesto de a dos, aquello parecía un autobús "enterrao". Y los niños, los niños no eran "pesaos", la primera vez que veían la playa, todos con "bambitas" y calcetines de algodón de seis pares un euro, y otro par de regalo. Zapatos por aquí calcetines por allá, toallas arrugá, palas, cubos, rastrillo y tu pidiendo permiso para irte a remojá, ¡ permiso¡ ¡ qué piso ¡ ¡ Ay mi mare con lo a gusto que estoy yo en mi sofá tirao ¡.
El sol aprieta, ya son las dos, las doy media y las tres, y empiezan a abrirse las neveras, tortillas, pollo guisao, menudo y potaje, to er mundo mojando pan. Da gusto ver comer, pero aquello no es comer es deborar, y todos mirando a la olla, a la olla que le colgaba una "guitita", ¿será té frio?., ¡ que va¡, es la cuerda de la morcilla negra para la "pringá".
Yo ya ni como de la fatiga que me acaba de entrar, miro a los melones y a la sandía que estan enterradas en la orilla puestos a refrescar. Más tarde las pipas de la sandía y de los melones escupidas por doquier, las cáscaras debajo de las sillas para no andar hasta el bidón amarillo. Sudorosos, todos rebujaos, a la sombra de las sombrillas empiezan la digestión. Con un ronquido de fondo tomo la decisión de largarme, despacito para no molestar "arrecojo" mis bártulos y con un pie aquí y el otro adelante voy saltando las toallas hasta que llego al coche que tenía bién "aparcáo".
Suspiro profundo, comparo la playa que cuando llegué vi y la que ahora queda por culpa de la gente que no sabe respetar, que son de "alli", y que su inmundicias dejan "aquí".
Qué a gusto voy en mi coche calentito, una duchita, y ¡ Ay mi mare con lo a gusto que estoy en mi sofá tiraó viendo la tele adormiláo¡
|